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"Cinema Paradiso"

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martes, 5 de septiembre de 2017

EL ULTIMO TREN DE GUN HILL


                                                                EL ULTIMO TREN DE GUN HILL

                                                (LAST TRAIN TO GUN HILL, John Sturges, 1959)

Mi idolatrado centenario Kirk Douglas antes de ser Espartaco protagonizó este film, dirigido por John Sturges y con ecos de SOLO ANTE EL PELIGRO y EL TREN A YUMA,  acerca de un sheriff cuya esposa india es muerta por el hijo de su mejor amigo y debía viajar hasta Gun Hill para capturar al asesino y llevarlo ante la ley.
(Afiche alemán donde el rostro de Douglas guarda cierto parecido con Gary Cooper. ¿Intencional?)
 

Earl Holliman (conocido años después por ser el compañero de la televisiva Police Woman Angie Dickinson) es uno de los dos violadores de una nativa americana que iba con su hijo en una carreta, en el forcejeo es herido en una mejilla, hecho que es observado por el chico y que ayudará a la identificación posterior por su padre. El niño huye en el caballo de uno de los sujetos y cuando llega al pueblo mi querido barba partida –aquí encarnando a Matt Morgan- reconoce la montura del animal,  pues él mismo se la regaló a Craig Belden (Anthony Quinn) cuando éste le salvó la vida. Sospechando que alguien se la había robado a su amigo se dirige al pueblo de Gun Hill a devolvérsela y solicitar su ayuda,  ya que sabe que Belden, prácticamente,  es el dueño del pueblo.
 


 
 
 

(Balden orgulloso de su hijo, antes de enterarse del crimen)

El encuentro entre los dos amigos es cordial,  pero cuando Matt le comenta que el villano debe tener una cicatriz en la cara, Belden se da cuenta que la descripción corresponde a su hijo y trata de ocultarlo. Pero como buen vigilante de la ley, Douglas, descubre la identidad de Rick Belden y lo captura reteniéndole en una habitación de hotel hasta que el tren de las 9 pm llegue y pueda presentarlo ante la justicia.



 
 

Pero Craig Belden no opina igual y siendo el pueblo de su propiedad y con la mayoría de los ciudadanos temerosos del cacique local embosca a Morgan para que deje libere a Rick. Solo con la ayuda de una ex amante resentida de Belden, Linda (Carolyn Jones), se enfrentará a un poder que está encima de sus posibilidades.

(En el salón solo Linda apuesta a que Matt Morgan se saldrá con la suya)
 
 

El gran maestro Sturges nos ofrece un western con tintes de cine noir y drama psicológico notable: la escena inicial de la violación hace uso de una cámara fuera de campo en la que se sugiere la barbarie del acto, el cual nos resulta totalmente repudiable con tan solo oír el grito de la mujer sacrificada; la vestimenta de Morgan, más que mostrarnos su profundo luto le brinda un aspecto vengador; las miradas de los camaradas, ahora convertidos en antagonistas están llenas de dolor y desesperanza pero al mismo tiempo de determinación por la opción que han elegido;  en resumen, un perfecto equilibrio entre el suspenso y la acción que, aunque sabemos cómo va a terminar todo, nos comemos las uñas,  pues la presencia amenazante de Anthony Quinn haciendo de padre malcriador al acecho de otro padre, Douglas, que desea justicia, es un retrato intenso de la elección de un hombre al escoger la amistad de un buen amigo o alcahuetear  las estupideces de su vástago.

Es inevitable que me resista al spoiler  de su desenlace pues ahí radica la fuerza de esta película:  En el sitio del hotel ocurren 2 escenas memorables, quizá no desde el punto de vista cinematográfico sino desde el desarrollo de la historia. La primera cuando Douglas se da cuenta que está siendo apuntado por los hombres de Belden a través de la ventana y Rick se le burla mientras está atado a un pilar de la cama, Kirk arrastra al tipo y lo coloca en línea de tiro mientras éste llora despavorido y la segunda cuando el cómplice de Rick decide quemar el hotel para que el sheriff salga y darle muerte, entonces él baja las escaleras con el cobarde encañonado con su rifle ante la mirada entre rabiosa y suplicante de Quinn, quien poco antes le recuerda que le debe una vida, y lo sube en una carreta en la que lo lleva a la estación del tren ante la mirada y seguimiento de la gente del pueblo dividida entre los curiosos , los que quieren detenerlo y Linda que quiere hacer algo más pero no puede.
(El típico fantarrón reducido a su miseria)







 

La escena final en el andén es electrizante y se salda con balazos. Kirk sube en el tren y en sus ojos uno sabe que  sobre la justicia ha consumado su venganza.
 
Música de Dimitri Tiomkin
 
 
Trailer
 
Película completa en latino
 
 
 

 

miércoles, 15 de febrero de 2017

ESPARTACO. STANLEY KUBRICK, 1960


ESPARTACO (Stanley  Kubrick, 1960)

Tenía 11 años la primera vez que la ví y me sublevó el corazón la historia de un esclavo que se rebelaba contra sus opresores, armaba un ejército y se lanzaba a la lucha contra un imperio. Pero no pudieron ganar, aquellos eran muchos más y su comandante dijo a los rebeldes que podía perdonarles la vida si identificaban al líder sedicioso, entonces él iba a levantarse para salvar a los suyos cuando su amigo se adelantó y gritó: Yo soy Espartaco! y luego otro y muchos más después. Aquella era la solidaridad de hombres libres que preferían la muerte a la esclavitud y yo, desde mi butaca, también quería ser ESPARTACO.

Posiblemente la historia la conozcan todos y sería ocioso ahondar en su sinopsis, también es probable que una gran mayoría sepa las anécdotas que ocurrieron durante la filmación y es poco seguro que alguien con amor al 7mo arte no la considere como una de las obras más grandes no solo del peplum sino del cine en general.

Comenzó cuando Kirk Douglas compró la novela de Howard Fast y le encargó el guión a Dalton Trumbo, la leyenda impulsada por el mismo Douglas dice que aquel fue el día en que la lista negra McCarthiana se derrumbó, contrató en sus labores de productor a Anthony Mann para que la dirigiera, pero al ser una producción de presupuesto inmenso temió perder el control y lo despidió llamando a un joven director, más manejable, pensaría él, llamado Stanley Kubrick con quien ya había trabajado en la magnífica SENDEROS DE GLORIA, pero pronto se dio cuenta que en cuestión de egos la cosa iba pareja, y terminarían odiándose aunque Douglas reconoció que Kubrick era "UNA MIERDA TALENTOSA".

Y talento involucrado había por doquier, todos esos actores británicos que encarnarían a romanos (Olivier, Ustinov, Laughton), americanos en roles de esclavos (Douglas, Curtis, Ireland, Strode) y la bella Jean Simmons como Varinia. Y la música, qué impresionante la banda sonora de Alex North, y la fotografía, y todo... absolutamente todo.

Espartaco marcó en el cine un hito, era espectáculo con mensaje. Hoy, 57 años más tarde no pierde un gramo en su valoración, puede ser que la serie de televisión tuviera más sangre, sudor y sexo, pero la película de 1960 es insuperable.

Y tenía espacio para la poesía. Porque Antonino, el personaje de Curtis, luego de escapar al acecho sexual de Craso se une a los esclavos, es un poeta cuya recitación sobre el regreso a casa emociona a Espartaco. Hay un tiempo para luchar y otro para recitar. Aprendamos a recitar.

Podría llenar muchas más líneas porque adoro este filme y aun así me quedaría corto, no obstante me resta expresar que si hubo una película que despertó en mí la cinefilia más incondicional fue ésta. ¡Yo soy Espartaco!