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"Cinema Paradiso"

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sábado, 11 de agosto de 2018

"Week-End" de Jean-Luc Godard (1967)



WEEK-END (1967)

Dirección: Jean-Luc Godard
País: Francia

Sinopsis: Particular visión del cataclismo de la burguesía a cargo del polémico y genial director francés. Una fábula apocalíptica, desencantada y satírica, definida como un nuevo viaje de Gulliver a través del colapso de la sociedad de consumo representada en una joven pareja de burgueses.



Week-end está inspirada en La autopista del sur, relato perteneciente al libro Todos los fuegos el fuego (1966) de Julio Cortázar. Narra el viaje atormentado de una pareja de burgueses, Roland y Corinne, desde la miseria moral de su vida cotidiana hasta un paraíso muy peculiar. El propósito mezquino de su aventura es visitar a los padres de Corinne para arrancarles parte de la herencia. La hipocresía de la moral burguesa queda puesta de manifiesto en el plan que elaboran para asesinarlos. Como decía Marx, el capital suplanta todas las relaciones que considerábamos sagradas, “todo lo santo es profanado”.

El mayor obstáculo que deben salvar es un gigantesco atasco de tráfico, paradójico símbolo del progreso económico burgués. Godard lo filma en un único plano secuencia de ocho minutos eternos que terminan en un fotograma trágico: en el arcén tres cadáveres de una familia a los que nadie presta atención.


Las comodidades de la técnica van necesariamente asociadas a la catástrofe. Lo habitual es que esta relación no se manifieste en el día a día sino en momentos puntuales y terribles en los que se desvela que hemos cedido toda nuestra libertad al progreso tecnológico. Fue la catástrofe del Titanic el instante en que este miedo se convirtió en la condición natural de nuestra época. Luego no ha hecho más que extenderse y generalizarse. Las estadísticas de muertos en accidentes de tráfico de cada fin de semana recuerdan a los sacrificios humanos aztecas para que el Sol no dejara de moverse. Son el tributo necesario que la sociedad burguesa paga al dios de la velocidad. Ernst Jünger observa en su ensayo La Emboscadura que lo automático tarde o temprano se torna terrible, tal y como fue profetizado por El Bosco en sus visiones del Infierno.



Si el marxismo no es la solución, es posible que lo sea el surrealismo. A esta nueva fase del viaje Godard la titula, citando a Buñuel, El ángel exterminador. La pareja es secuestrada a punta de pistola por un extraño personaje llamado Joseph Balsamo. Este asegura en un discurso delirante que “Joseph Balsamo es el hijo de Dios y de Alexandre Dumas. Dios era maricón, es sabido de todos. Se tiró a Dumas y yo fui el resultado. Por lo tanto, soy Dios. Sí, soy Dios porque soy un vago.” Godard prefiere El derecho a la pereza de Lafargue a la obsesión por el trabajo propia de capitalismo y comunismo. (Escrito por Eugenio Sánchez Bravo)


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