HAROLD AND MAUDE
(HAL ASHBY, 1971)
Esta comedia de
humor negro y finísimo protagonizada por Ruth Gordon y Bud Cord narra la
historia de amor entre una octogenaria vitalista y un veinteañero obsesionado
con la idea de la muerte no como fin sino como cambio.
Harold hijo de
millonarios, huérfano de padre, tiene 2 extrañas aficiones, la primera intentar
conectar con su madre fingiendo suicidios de las maneras más impactantes que
van desde el ahorcamiento a la autoincineración, y la segunda es asistir a
funerales de desconocidos a los que asiste en su auto convertido en carro
mortuorio. Su madre, que tampoco es perita en dulce, controladora implacable,
luego de mandarle donde el psiquiatra y
un tío militar mutilado en la guerra con una obsesión patriótica desorbitada y
ridícula, intenta hallarle novia con la
esperanza de que esto cambie el comportamiento del chico inscribiéndole en un
servicio de parejas por computadora donde ella llena el formulario de acuerdo a
sus intereses y no con los de su hijo.
Un día en una
ceremonia fúnebre conoce a Maude, una anciana que está próxima a su cumpleaños
80, quien comparte su gusto de colarse en funerales pero para otros fines y es
ella quien se aproxima a él llamando su atención de inmediato. Ella le enseña
con sus ansias de vivir que hay nuevas emociones, lo absurdo a aferrarse a
cosas materiales y que no debe desperdiciar el tiempo en
tonterías. Aunque el comportamiento de la anciana es hiperquinética y hasta
demencial no deja de encantarnos y por supuesto a Harold que encuentra en ella
no solo una inspiración sino el objeto de su amor.
Con canciones de Cat
Stevens este singular romance nos
divierte y enternece mientras la crítica a las costumbres, iglesia, policía,
milicia y demás instituciones “bienpensantes” subyace en la hora y media de
esta elegante sátira en plenos tiempos
nixonianos. Hay una escena que
particularmente me gusta mucho, cuando Harold es enviado por su madre donde el
médico al enterarse del amor de su hijo
hacia la veterana: El psiquiatra cuestiona al joven por su interés romántico “Comprendería que te
enamoraras de la imagen de tu madre, pero no de tu abuela”.
Apabullada por la
crítica y castigada por la tequilla el año de su estreno, con el tiempo se ha
convertido en una obra de culto.
Prafraseando una frase
leída por ahí: Un choque entre el blanco y el negro que no produce tonos grises
sino una hermosa luminosidad.
Una de mis favoritas de todos los tiempos.
ResponderBorrarMuy buena película disfrutable en cualquier mommento que se vea
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