Una calavera a la que le salían llamas de las cuencas oculares, así era la portada para VHS de esta ultra clásica cinta de gore alemán, dirigida con tan solo 18.000 euros, por el, en ese tiempo joven, OLAF ITTENBACH, y por la que tuvo que pagar una multa al estado por incitación a la violencia y a la iglesia católica por difamación. Desde luego el muchachón quedo en la ruina, pero aseguro manutención del estado así que todo esto es una ironía total. La película fue prohibida en varios países europeos y asiáticos y tuvo el honor de ser la más comprada en Japón durante la temporada 93-94.
Resulta que el mismo director interpreta a un joven heroinómano, con las neuronas tostadas y las venas podridas de tanto chutarse, es decir que se inyecta hasta el agua de las materas, al que sus padres una noche dejan cuidando a su hermanita menor para irse a la opera o a jugar bolos, (da igual) esta situación que resultaría absurda en una cinta seria acá es el detonante de la perversión. Y para que la niña pueda dormir procede a contarle dos historias lunáticas de locura y muerte.
La primera: EL AMOR DE JULIA sobre un psicópata con pinta de vocalista de banda gótica pose, que escapa de un sanatorio mental y vagando en la noche se topa con una señorita muy dulce y dispuesta a la que invita a pasar el rato, una vez van en su auto el loco este decide comprar cigarrillos y deja a la damisela sola, así ella escucha por el radio la noticia del demente suelto. Aterrorizada escapa dejando sus documentos de identidad ( la muy olvidadiza!!!) entonces ni corto ni perezoso el maniático la busca en su domicilio y pim! pum! Desata la masacre de cuchichazos, puñaladas en la garganta y saliva hedionda más inmarcesible que podamos soportar.
La segunda historia se llama: LA PUREZA, y vaya! vaya! Trata de un sacerdote sudoroso y cachondísimo, que se la pasa muy alegre violando señoritas y luego de machucarlas a cachetadas las entrega en sacrificio a su verdadero señor Satán, Satanás, Belcebú, Lucifer, Astarot, Asrael, a todos esos bellacos!
Los pueblerinos dispuestos a encontrar un culpable que puedan linchar inmediatamente atrapan al bobito del pueblo y lo destripan yes!!! Así se hace en el buen cine gore! Al tiempo se nos muestra una visión del infierno con el sacerdote untándose la sangre fresca de sus víctimas y relinchando de felicidad mientras un demonio con clavos en los ojos hace lo propio destripando parroquianos en un pandemónium de sadismos inconcebible.
THE BURNING MOON es una salvajada de culto hecha para fastidiar a los políticamente correctos y desaburrir a los sin oficio oficiales, los que buscan un buen plato de tripas cinematográfico de cuando el horror se hacía a lo bruto sin imágenes generadas por computador que ahora le quietan la carnalidad al terror. En THE BURNING MOON todo es dolorosamente B, tomas fuera de foco, iluminación titilante, un sonido entrecortado y ululante que está viciado con ruidos externos y lo mejor ACTUACIONES AMATEURS COMO DIOS MANDA (bueno he visto peores en cintas galardonadas con Óscares se los aseguro) todos estos son solo valores añadidos a una película vomitiva , de verdad irreverente porque es la máxima expresión del háztelo tú mismo que no sea lo que algunos emprendedores del cine purista esperan ya es otra cosa. Olaf Ittenbach se ganó el honor de estar en la trinidad de pelis gore alemán junto a las de Jörg Buttgereit Nekromantik y Schramm.
Hacerle una crítica demasiado técnica a este monstruario de anormalidades, necrofilia, satanismo, deshollinacio, mutilaciones y dientes rotos es una cretinada que podría gastarse en alguna cinta de cine arte que no nos compete más que una buena decapitación o un hachazo con músculos desgarrados y victimas sujetas a un destino que les es desfavorable.
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