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"Cinema Paradiso"

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sábado, 12 de noviembre de 2016

CRÍTICA AL DÍA: "TAMARA" (VENEZUELA 2016) DE ELIA SCHNEIDER - Por Ernesto Soltero

No crean que se trata de un film totalmente fiel a la realidad. Como toda película biográfica, Tamara (Elia Schneider, 2016) se permite algunas licencias creativas. Así lo han aclarado públicamente los realizadores de esta pieza cinematográfica, sin que la congresista Tamara Adrián (representada en la gran pantalla por Luis Fernández) haya dejado de prestar su apoyo a la misma. Aclarado este aspecto, el referente a la veracidad de esta cinta, sólo queda responderse si el resultado final es bueno o malo.

Podemos empezar hablando del tratamiento dado al personaje protagónico. Se trata de un individuo nada identificado con el rol masculino asignado por la naturaleza. Un personaje que al igual que Lili Elbe, protagonista del oscarizado film La Chica Danesa, se asume como una mujer en cuerpo de hombre. Pero a diferencia de Lili Elbe, Tamara (en su étapa pre-operatoria) no muestra síntomas de amaneramiento, un recurso utilizado por los realizadores para romper con ese cliché del gay afeminado. El uso de maquillaje y tacones hace que Teo, el futuro transexual, se asemeje más un artista glam (al estilo de David Bowie en los años ´70) que a una persona con tendencias homosexuales.

Nada de lo dicho en el párrafo anterior es una crítica negativa. Es más bien una descripción de como un tipo de personaje con tendencia a ser rechazado socialmente puede, de cierta manera, generar más empatía con el público al ser liberado del estereotipo del amaneramiento. Se percibe como una persona excéntrica, pero normal, más parecida a un rockero con maquillaje que a un travesti.

Esto quizás no sea 100% eficaz en un país con tantos prejuicios como Venezuela, pero puede lograr calar en un sector de heterosexuales que si bien no sataniza la homosexualidad, tiende a ridiculizar el comportamiento femenino en los hombres. En general hay una insistencia (quizás innecesaria) en mostrar el lado viril de un futuro transexual, al plantear situaciones como la relación entre el abogado y profesor Teo Almarza con una atractiva e intelectual alumna universitaria. Todo ello acompañado por la música del grupo de rock caraqueño Zapato 3.

Pero todo esto quizá no son más que  son opiniones personales. Se trata de una película muy bien hecha, con un guión sin fisuras (co-escrito por la directora, con la colaboración del uruguayo Fernando Batazzoni) y con actuaciones aceptables que se agradecen (todavía) en el cine venezolano. Es destacable, por ejemplo, el papel de Mimí Lazo, esposa en la vida real del actor Luis Fernández, y madre de Teo/Tamara en la ficción fílmica, quién asume su rol histriónico sin ninguna clase de complejo.


El libreto logra salir airoso al contar una historia de manera coherente, sobretodo al utilizar recursos como los flashbacks o saltos temporales al pasado sin que ello haga perder el interés del espectador.


Tamara, la película, no es precisamente una obra maestra, pero logra cumplir su cometido de hacernos reflexionar sobre las libertades individuales, en este caso ligadas a la identidad sexual. Ese tema, quizás superado en otros lugares del mundo, sigue estando vigente en América Latina. Correos electrónicos y comentarios ofensivos en internet dirigidos a los promotores de la cinta así parecen confirmarlo.

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