Director:
Francisco J. Lombardi
Reparto:
José Luis Ruiz
Ana Risueño
Diego Bertie
Gianfranco Brero
Gilberto Torres
Jorge Rodríguez Paz
Año / País:
1996 / Perú Perú
Título original: Bajo la piel
Duración
110 min.
Guión
Augusto Cabada
Música
Bingen Mendizábal
Fotografía
Teo Delgado
“La belleza y el horror pueden existir dentro de una misma cosa”
Bajo la Piel es una cinta del celebrado director peruano Pancho Lombardi, filmando una atípica cinta de género—también para los estándares nacionales—, que mezcla el “Filme Noir”, el drama amoroso, el cine introspectivo y la imaginería precolombina.
El pueblo de Palle viene sufriendo la sucesión de unos asesinatos atribuidos a un asesino serial, dejando un reguero de cabezas cercenadas sin ojos, extraídos de sus ocasionales victimas con obvias connotaciones rituales y sacrificios humanos, lo que lleva al capitán Corso —probo oficial del pequeño pueblo, aunque inmensamente solitario— a investigar a un ilustre antropólogo, de quien se tiene serias sospechas de ser el autor material de los hechos ( Así, con el estilo de “Parte Policial” de comisaria de barrio...). Es en estas circunstancias que Corso conoce a Marina: enigmática médico forense de una belleza en apariencia frágil, pero infernal entraña; con quien empiezan a vivir una tórrida relación, sazonada por la ambivalente personalidad de la española. Así, al igual que una espiral descendente, nos introduciremos en la angustiante realidad “debajo de la piel” de unos personajes que escoden unos universos: demasiado oscuros, vastos y terribles, aunque muy familiares, como dijera el ayudante del capitán Corso:
—“Cuidado comandante, cuando uno se enamora, termina haciendo huevadas…”
Bajo la Piel, no solo es una cinta de suspenso criminal, también es un “tour de force” por la inescrutable intimidad humana, capaz de los mas abyectos actos, separados por milímetros de espacio, que es lo que podemos apreciar en la confesión de Marina, en ese permanente estado de mentiras perpetuas, de no saber donde estamos ni en que miasma se meten nuestros dedos. Solo el personaje de Gino Leiva, con todas sus defectos, resulta ser el mas honesto de todos.
—“Eso soy para ti ¿no?, ¿un par de buenos polvos?
—¿buenos…?”
(¡Eso es honestidad!)
Es una de los diálogos mas celebres de la cinta, pero que ejemplifican el grado de patetismo en el que Corso ha caído.
Las actuaciones son geniales, de las mejores que he visto: empezando por Gian Franco Brero, en el rol del Profesor Pinto, un papel que refleja todo lo triste y solitario que resulta una persona que a perdido el respeto del mundo, la deliciosa Ana Risueño como Marina, el personaje mejor perfilado de todos, tan misterioso e impredecible como terrible y sobre todos Diego Bertie en su mejor papel, no existe un personaje mas entrañable, participando en una de las escenas mas memorables de la cinta: cuando Corso y Gino tienen una charla entre copas sobre Marina, simplemente desternillante.
Un punto aparte que quizás merecía ser mejor explotado son toda las referencias a la iconografía Moche, el esplendor del siglo IV, la visita al complejo “El Brujo”, la imagen y la mención del Dios degollador “Ai Apaec” (futuro tatuaje en ciernes!!), los crímenes como un “maguffin” que pudieron ser mejor aprovechados gracias a la rica fuente a la que refieren. En fin, detalles que se pudieron pulir. Pancho Lombardi en los extras, reconoce que su intención al filmar “Bajo la Piel” fue la de recrear un film “noir”, donde el objetivo de los personajes es ganar a toda costa, no importando las consecuencias.
Quisiera aportar algo para concluir:
El amor verdadero a veces necesita no solo de ser regado constantemente, también de un par de cadáveres debajo del jardín. No hay duda que el amor requiere de “muchos sacrificios”.
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