Antes de leer esta reseña toma dos cosas en cuenta:
1) El diablo no me permitió entregar a tiempo
2) Léela a medianoche mientras escuchas Tubular Bells, de Mike Olfield
¿Que se puede decir de nuevo acerca de El Exorcista? Más que un clásico del cine, es una referencia de la cultura pop. Quién no la ha visto, sabe algo sobre su trama, y tiene, probablemente, la imagen mental de Regan con su horroroso rostro verde dando vueltas y disparando vómito a diestra y siniestra Sigue siendo una referencia obligada en el cine de terror. Nadie olvida tampoco el tema musical “Tubular Bells” de Mike Olfied, paradójico pionero del new age cuya pieza más conocida asociamos inconcientemente al mismísimo Satanás, gracias a su aparición en la banda sonora.
Como toda buena película, El Exorcista no sólo cuenta una historia a través de su guión, sino que tiene cientos de historias fuera del film. La niña pre-adolescente poseída por Lucifer, tratada de forma errática, no necesariamente nos trata de convencer de la existencia del demonio. Nos habla de los límites de la ciencia, que a pesar de sus avances, aun no encuentra todas las explicaciones a nuestras preguntas. El creer que lo sabemos todo puede hacer el mismo daño que una niña poseída tratada equivocadamente con psicotrópicos. Por supuesto, no es ese detalle el que causa terror en el espectador, sino sus propias creencias o superticiones. Bastante se ha escrito acerca de hechos inexplicables, algunos muy siniestros, asociados a esta película de 1973. Con sólo buscar “El Exorcista” en google, encontramos artículos y documentales hablando, por ejemplo, del comportamiento obsesivo del Director, William Friedkin, quién a semejanza de otros realizadores como Hitchcock, impuso un régimen dictatorial, casi sádico, en el set de filmación. Se habla de ruidos extraños en el estudio, de voces de ultratumba causando miedo en el personal técnico, de cachetadas infringidas por el director a los actores para aprovechar sus espontáneas emociones, o de un escenario (el cuarto de Regan) que se encontraba casi bajo cero en la vida real, y que bien pudo haber matado de neumonía a la mismísima Linda Blair. Aparte de todo lo anterior, por si fuera poco, hay que sumar una serie de accidentes inexplicables en el set de rodaje, como caídas de focos o rollos velados, y el peor de todos: la fractura de cóxis sufrida por la actriz Ellen Burstyn (la madre de la protagonista dentro del filme) en una de las escenas con arnés. Una serie de sucesos desafortunados que pueden ser contemplados con escepticismo, pero a los cuáles se suman la muerte de varios actores (incluyendo Mary Ure, quién representó a Regan en la versión teatral de la historia) o la caída del techo en una sala de cine española. También hubo numerosos casos de espectadores desmayandose o vomitando, aunque para el espectador actual, acostumbrado a ver cosas más fuertes, quizás no sea para tanto.
¿Podemos decir, al tomar en consideración esta serie de hechos, que El Exorcista es una película maldita? Suponiendo que tanto la filmación como la proyección de El Exorcista hayan sido saboteadas por nada más y nada menos que Satán, hay algunas cosas que no pudo evitar el conocido Rey de las Tinieblas. El filme fue éxito de crítica y de taquilla. Obtuvo dos premios de la Academia y cuatro Globos de Oro, incluyendo el galardón de guión adaptado otorgado a William Peter Blatty, autor de la novela original, quién vio como su libro, el cual ya era bestseller, disparó sus ventas nuevamente. También hubo un impulso en las ventas del álbum Tubular Bells de Mike Oldfield, un álbum utilizado en el soundtrack de la película, el cual constaba de dos piezas instrumentales de más de 20 minutos, y que logró a su vez catapultar a la entonces novel disquera Virgin Records, llegando al #1 en las listas inglesas y al #3 en Norteamérica.
Linda Blair, es decir, Regan, tuvo posteriormente una carrera poco exitosa, y experimentó una étapa fuerte de adicción a las drogas pero se recuperó y supo reirse de ella misma en la parodia “Reposeída” (1990) junto a Leslie Nielsen mucho mejor que las últimas entregas de “Scary Movie”. Hoy en día firma autógrafos en convenciones ligadas al cine de terror,es decir, un “one hit wonder” que le ha dado bastantes beneficios. ¿Película maldita?¿Mera promoción de un producto mediante el escándalo? ¿o acaso una película cuyo éxito responde a un pacto hecho con El Diablo? Mejor no respondas, pon el DVD cuándo estés solo en tu casa cualquier día a medianoche, mientras degustas tus palomitas.
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