Un grupo de colonos buscadores de oro se establece en un lugar de California, pero sufren el acoso de los hombres de Lahood, el propietario del resto de las explotaciones mineras. Pero un día al poblado llega un misterioso y frío predicador (Clint Eastwood) que se pone de parte de los colonos, y comienza a enfrentarse al temido cacique local. (FILMAFFINITY)
Desde 1976, y pese a haberse convertido en un icono del género, Clint Eastwood no había vuelto a rodar ningún western. Eran los años ochenta y parecía que las historias de pistoleros no interesaban a nadie, muy lejos quedaban ya películas como ‘El fuera de la ley’. Quizás movido por la curiosidad y en un claro intento de recuperar el género, decidió producir, dirigir e interpretar este remake de ‘Raíces profundas’ que bebe directamente del estilo de directores como John Ford o Don Siegel. Aunque las similitudes entre ambas películas son evidentes, sobre todo en lo que a los personajes y sus relaciones se refiere, Eastwood optó por dotar a esta cinta de un trasfondo religioso y místico desde un buen principio. El personaje que él mismo interpreta, el jinete, es en parte un predicador y en parte un terrible pistolero, pero de lo que no cabe duda es que personifica la muerte y según el propio Eastwood representa en cierta forma una figura fantasmal enviada por Dios. Este punto queda perfectamente plasmado cuando Megan está leyendo “El Libro de las Revelaciones” y aparece el jinete frente a su ventana como respuesta a sus oraciones.
La idea del ángel vengador en busca de justicia ya fue explotada por el propio Eastwood en ‘Infierno de cobardes’, una película realizada en 1973 donde un misterioso pistolero buscaba vengarse de los hombres que años atrás le habían linchado. En ‘El jinete pálido’ se recupera esa curiosa metafísica, creando un sospechoso vínculo entre los personajes de ambas películas que cada vez se hace más evidente. Como digo, la historia no es nada que no se haya contado antes, pero Eastwood consigue mostrarla con autoridad y un fino sentido del humor, evidenciando que los años de trabajo a las órdenes de Don Siegel y Sergio Leone dieron sus frutos. La película no sólo se beneficia de un espléndido aspecto visual y una narración bien llevada, sino de unas buenas interpretaciones encabezadas por la del propio Eastwood.
Y es que como todas sus películas, ‘El jinete pálido’ cuenta con un buen trabajo de casting. Desde que encarnara a un pistolero sin nombre en ‘Por un puñado de dólares’, Clint Eastwood siguió redefiniendo su visión particular del héroe del Oeste minimizando la gestualidad. Podríamos decir que era consciente de sus virtudes y carencias como actor, y no dudaba en eliminar cualquier gesto innecesario para dotar al personaje de una frialdad y un mutismo casi místico que, sin embargo, comunicaba más que suficiente lo que nos quería transmitir.
Estamos ante un western clásico que queda postulado como una obra cumbre del género, así de claro. Es una historia que ya ha sido contada de una u otra forma en infinidad de veces, pero esta película aporta frescura y no en vano supuso la resurrección de un género que parecía agotado. Contemplar a Eastwood enfundado en su guardapolvos mientras revólver en mano pone firmes a los villanos no tiene precio, y creo que esta película es imprescindible para todo aquel que le guste el cine, independientemente de si se es un apasionado del western o no.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario