HECHIZO DE LUNA
Moonstruck. Norman Jewison, 1987.
Hay dos cosas que amo en la vida: Tú y la ópera. Quisiera
tenerlas juntas esta noche.
Y si hay luna llena mejor.
Una luna enorme como una casa que ilumina el cielo y cuya
luz entra por las ventanas, una luna como la que vio años atrás, el tío
Raymond, cuando Cosmo galanteaba a Rose, produciendo un efecto
mágico y romántico.
Ese mismo hechizo de
luna que acaba con la mala suerte de una mujer transformando un lobo herido en
hombre, el hombre que la amará por siempre.
Loretta (Cher), viuda supersticiosa
que atribuye su tragedia a que no se casó en una iglesia sino en el
registro civil, acepta la propuesta de matrimonio de patoso Johnny Camareri
(Danny Aiello) , a quien no ama, pero algo es algo, peor es quedarse sola ya
cumplidos 37 años. Pero Johnny tiene que
viajar a Sicilia donde su madre agoniza, le promete que al morir la mamma, él volverá para cumplir con el matrimonio,
solo que quiere enmendar una riña que tuvo con su hermano menor Ronny (Nicolas
Cage) y pide a Loretta que lo invite a la boda.
Pero sabido es que una cosa es lo que uno quiere y otra la
que el destino nos brinda, y que uno no escoge a quien amar sino que el amor
nos elige, esta fábula llevada con gracia por el competente Norman Jewison
dándole el papel de su vida a Cher y sacando oro del lobo sin pata de Cage en
una interpretación que extrañaremos por el largo de casi toda su filmografía,
se apoya en unos secundarios entrañables
como la madre, Rose (Olimpia Dukakis), quien se pregunta por qué
los hombres son infieles a pesar que en casa tienen amor; así como en Vincent Gardenia, colosal, haciendo de Cosmo, malhumorado macho latino en
decadencia, buscando lo que no se le ha perdido; y por supuesto en John Mahoney, mujeriego trágico que confirma a
Rose la razón de porqué el hombre acumula bienes y va tonteando por la vida; sin
olvidar la participación especial de Feodor Chalipian Jr. haciendo de abuelo pasea perros, que aulla al satélite
celestial.
Ubicados en una Brooklyn de postal desde donde la fotografía
maravilla con una vista de Manhattan cuando todavía ostentaba sus torres gemelas,
musicalizada ocasionalmente con tarantelas, llegando al culmen con la escena en
la ópera donde pasan La Bohème de Puccini y respaldándose en la hermosa canción
de Dean Martin que suena al inicio y al final de la película, esta comedia
romántica(guionizada por el oscarizado John Patrick Shanley) que caricaturiza
estereotipos con mucho cariño, consigue
que al final del visionado uno concluya que no hay mala suerte en la vida
cuando hay amore.
CARLOS CARRION
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