Para finales de los ochenta, y luego de que en 1986 se anunciara la realización de un filme sobre Batman, las expectativas estaban en su punto más alto. Con la popularidad de las dos primeras películas de Superman aún latentes, el hecho de que ahora le tocara al Caballero de la Noche era sin duda un suceso histórico. Finalmente, y luego de una campaña de marketing sin precedentes, Batman es estrenada en los cines en 1989, contando con Michael Keaton como Bruce Wayne / Batman, Jack Nicholson como el Joker y Kim Bassinger como Vicki Vale.
Dirigida por Tim Burton, quien ya venía de saborear el éxito con Beetlejuice (también protagonizada por Michael Keaton), Batman mostraba por primera vez al personaje y su entorno en toda su esencia, reflejando de manera fiel las características del cómic, aunque aún así con ciertas libertades por parte de Burton y su peculiar estilo visual.
De esta manera, se nos presenta la mítica Ciudad Gótica (Gotham City) como una oscura y tenebrosa urbe, plagada de criminales y mafiosos. En medio del caos, poderosas bandas organizadas se disputan en territorio, mientras que la policía hace lo posible por detener a los cabecillas. Es allí donde emergen dos personajes diametralmente opuestos entre sí y al mismo tiempo, similares: el enigmático Hombre Murciélago, cuya presencia es poco más que un mito urbano, y un hombre llamado Jack Napier, cuyo destino sería quedaría marcado para siempre tras su encuentro con quien se convertiría en su eterno némesis.
De las características más resaltantes de esta producción destaca sin duda toda la reinvención del mito y la manera en que fue llegado a la gran pantalla, mostrando finalmente al gran público todo el perfil psicológico de Batman y el porqué de sus acciones. Pese a que el mismo admite nunca haber sido un lector asiduo de historietas, Burton toma como fuente de inspiración las novelas gráficas The Killing Joke y The Dark Knight Returns, de la cuales tomó ciertos elementos. El Joker de Nicholson sin duda refleja muchísimo al personaje original, mostrando su lado más oscuro, aunque sin prescindir de cierto aire bufonesco muy al estilo de Cesar Romero (interprete del personaje en la serie de los años sesenta). En cuanto a la musicalización, esta corre por parte de Danny Elfman, quien sin duda logró crear una banda sonora emblemática, tanto así que hoy en día es casi imposible no imaginar el tema central del filme cuando se menciona a Batman.
Batman pudo ser sin duda el filme definitivo del murciélago. Sin embargo, ciertos detalles hacen que más de uno dude con respecto a este calificativo. Por ejemplo la elección del diseño del traje (totalmente negro en lugar de gris como en los cómics), el hecho de que Billy Dee Williams interpretase a Harvey Dent, la muerte del Joker al final de la película (ya que Tim Burton pensó que sería absurdo incluirlo en una posible secuela) o el que fuese el mismo Joker y no Joe Chill como en la historia original. Sin embargo, lo anterior no resta calidad a una producción que sin duda alguna retrata de manera fiel el espíritu del personaje.
En conclusión, Batman es hoy por hoy uno de los grandes clásicos de los años ochentas, tal vez la que se podría considerar que cerró con broche de oro la cartelera cinematográfica de una década importante para la industria, en la que muchísimos títulos forman parte del imaginario colectivo de varias generaciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario