-“¿Pero no se sufre más, después de haber sido feliz y quedarse sin nada?
-Molina, hay una cosa que tener en cuenta. En la vida del hombre, que puede ser corta y puede ser larga, todo es provisional. Nada es para siempre.
-Sí, pero que dure un poquito, por lo menos.
-Es que habría que saber aceptar las cosas como se dan, y apreciar lo bueno que te pase, aunque no dure. Porque nada es para siempre.”
Raúl Juliá y William Hurt |
Dos personajes comparten celda en una sórdida prisión brasileña. Valentín Arregui (Raúl Juliá), encarcelado por ser un activista político de izquierdas, y Luis Molina (William Hurt) un homosexual encerrado por delitos de corrupción de menores.
Molina posee un ideal romántico, posee un alma sensible, y mata su tiempo evocando los recuerdos de una de sus películas favoritas. Se trata de una cinta de propaganda nazi de la Segunda Guerra Mundial; un thriller sobre una cantante francesa que traiciona a su país por amor hacia un soldado alemán y con el que se siente completamente identificado.
Aguirre le escucha, detesta a Molina y a su ideología política, a todo lo que representa, pero le escucha, y poco a poco, va cediendo en su hostilidad, hasta abrirse emocionalmente a él.
William Hurt ganó un Oscar como "Mejor Actor" por este personaje. |
En realidad, estos dos personajes no pueden ser más dispares ni más diametralmente opuestos, la sensibilidad y homosexualidad de Molina se opone frontalmente a la tosquedad, violencia y machismo de Arregui. Dos personajes tan antagónicos, pero con un deseo que tienen ambos en común, el deseo de libertad.
Una libertad que les permita engrasar a ambos el motor de sus vidas, para Molina es el amor, el cual mueve su existencia; para Arregui sus ideales políticos, la libertad individual, y conseguir olvidar el dolor de las torturas sufridas. Ambos, con motivos muy distintos, pero con un mismo fin.
A medida que avanza la historia, se revela al espectador que Molina, a cambio de recibir favores y privilegios como comida y una promesa de libertad condicional, es chantajeado por el director de la prisión a fin de que consiga información acerca del grupo revolucionario al que pertenece.
Una peculiar amistad se va desarrollando entre ambos reclusos, y Molina va transformando esa amistad en sentimientos románticos hacia su compañero de celda.
Con guion de Leonard Schrader basado en la novela homónima del argentino Manuel Puig, el director brasileño Hector Babenco realizó este drama donde la fuerza reside en las soberbias interpretaciones de ambos actores protagonistas, con el que William Hurt consiguió un Oscar, realizando un sólido film sobre la falta de libertad de expresión y la represión como medida coercitiva, utilizada en ciertos países, para atajarla. Pero también la cinta encierra otros valores como la amistad, el compañerismo, y emociones tales como la soledad, el dolor, y por supuesto, el amor.
Cede la fuerza de su film a sus actores para transmitir las sugerencias que se desprenden del texto original. Esta pequeña obra de cámara, casi circunscrita a un único espacio con dos únicos personajes, una celda con dos presos en una indeterminada prisión brasileña, no esconde su claro aspecto teatral.
En ese ambiente tan claustrofóbico de una celda, salir al mundo de la imaginación es necesario.
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