El último narra la historia del conserje del Hotel Atlántic, orgulloso de su uniforme y de clase media baja, que cuando llega a viejo es trasladado por el gerente de ese hotel de lujo a cuidar las letrinas. Humillante degradación que vivirá toda su familia y los vecinos. Al recibir la herencia de un cliente americano, al que cuidó en los últimos momentos, se sentirá restituido.
El último es una indudable obra maestra de la época de oro del cine alemán, realizada por Murnau .Con guión de Carl Mayer para la UFA, la cinta cuenta únicamente con imágenes, sin un solo título en aquel cine silente, porque toda la eficacia del expresionismo está llevada aquí a manifestar lo psicológico: la vida de los objetos, sobre todo, o de los hombres tratados como tales, el juego de luces y claroscuro que, es uno de los grandes elementos dramáticos, la construcción plástica de las escenas, con la tensión visual de los diagonales, etc. La cámara de Murnau es agílisima, articulando la relación del protagonista con el mundo, mientras le sigue por el hotel, por las calles de la ciudad y en su casa.
Y todo ello en una continua conexión, por medio de un movimiento de cámara incesante y exactísimo, capaz de dar unidad visual, mental y psicológica a estos elementos ópticos, que en sí mismos, tienden a la dispersión, así como la parte subjetiva del trabajo de la cámara, como cuando se distorsiona la óptica para expresar las percepciones del personaje influidas por el alcohol. En otros momentos, es evocadora, como cuando atraviesa las puertas giratorias simbolizando el destino.
Pese al quizá poco convincente final, realizado por imposición de la UFA, la interpretación de Emil Jannings resulta memorable.
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