Pais: Japon
Género: Drama.
Una pareja de ancianos viaja a Tokio para visitar a sus hijos, pero ninguno de ellos tiene tiempo para atenderlos, por lo que deciden enviarlos a un balneario. Cuando regresan, la madre pasa una noche en la casa de una nuera, viuda de uno de sus hijos. A diferencia de sus cuñados, Noriko muestra afecto por sus suegros y conforta a la anciana. (FILMAFFINITY)
“Hollywood es romanticismo, no es clásico, Japón lo es”, o algo similar sostiene Mark Cousins en The Story of Film: An Odyssey, serie que recorre históricamente el cine desde una visión no occidental. En ella se rescata el cine de este gran maestro. La importancia de Yasujiro Ozu se pone de manifiesto con esta película, pues su estilo, sus formas, su lenguaje cinematográfico, su narrativa apegada a la poesía, su cámara fija y sus atmósferas cargadas de melancolía nos hablan no sólo de un tiempo pasado, sino del tiempo en general. Cuentos de Tokio es una película sobre el paso del tiempo. ¡Es poesía pura!
Ozu plasma con gran delicadeza en sus películas la vida urbana e industrializada de los años cincuenta, que, en esta ocasión, aparece contrapuesta con el estilo de vida tradicional. Uno de los grandes maestros del cine japonés nos muestra el viaje de dos ancianos que se dirigen a la capital para visitar a sus hijos, tras años sin verlos. A pesar de la ilusión del rencuentro, son recibidos con frialdad e hipocresía. La única que los trata con cariño es la viuda de su hijo fallecido. Reconocido por muchos críticos como el “cineasta zen”, Ozu se complace en sus obras con reflejar el ámbito doméstico, de los pequeños acontecimientos, donde se recrea el placer de la vida real. La película nos hace cuestionarnos como hijos, como padres, como seres que aman, como seres egoístas. Todo mediante acciones contenidas, que se contemplan.
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