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"Cinema Paradiso"

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viernes, 15 de septiembre de 2017

WESTERN: SOMBREROS Y PISTOLAS: "El Caballo de Hierro" (1924) y "La Diligencia" (1939) de John Ford - Por Rommel Vásquez Caro


"The Iron Horse / El Caballo de Hierro" (1924)


Considerada la mejor película de la época muda de John Ford, un western alrededor del ferrocarril y el espíritu pionero de los Estados Unidos de América. El presidente Lincoln ha autorizado la construcción de un enlace entre las líneas ferroviarias de la Union Pacific y la Central Pacific. Un contratista (Will Walling) y un topógrafo (George O´Brien) emprenden viaje con el objetivo de trazar la ruta idónea, pero, aunque logran localizar un paso montañoso que permitiría el establecimiento de una conexión mucho más rápida de lo que se había esperado, el riesgo de que los nativos ataquen a los trabajadores amenaza con dar al traste con el ambicioso proyecto.


Una especie de ficción con vocación documental –aunque por aquel entonces este término ni existiría– que narra, con el sentido del espectáculo de John Ford –amor, humor, venganzas, indios, peleas y compañerismo, algunas de las vicisitudes que acontecieron el tendido de la primera red ferroviaria transcontinental en Estados Unidos (1860-1869).

Aunque Ford se desenvuelve bien sin sonido (porque tenía mucho talento por supuesto), se nota a la legua que es un director sonoro. Comparen esta película con las de Chaplin o Keaton, y verán que el uso de textos es muchísimo mayor, y que la mímica se aprovecha mucho menos.


Precisamente el mayor inconveniente de "El caballo de hierro" es su excesiva duración. En una película muda, cuanto más quieras contar con palabras, más títulos aclaratorios tendrás que poner; y eso se traduce en más metraje, claro.



"The Stagecoach / La Diligencia" (1939)



Una diligencia sale de una ciudad del Oeste americano llevando en su interior un grupo humano heterodoxo. Durante el viaje tendrán que superar numerosas dificultades.
Película mítica de la historia del cine que revolucionó el western y fue la vuelta de John Ford a su género preferido después de un lapsus de varios años.

El director nos muestra en el interior de la diligencia un microcosmos que prácticamente resume la raza humana: una elegante dama embarazada, un jugador profesional que es además un auténtico caballero, un doctor veterano y experto aficionado a la bebida, un banquero corrupto, una prostituta de buen corazón expulsada de la ciudad por las hipócritas damas de la misma y un pistolero que busca venganza, rechazado por la sociedad bien pensante.


La cumbre del film corresponde al ataque indio a la diligencia, en el que vemos como un indio salta a lomos de uno de los caballos y al recibir un disparo cae entre los cascos de los animales y fue rodada a través de las llanuras del espectacular Monumental Valley, escenario predilecto de Ford, secuencia muchas veces imitada en años posteriores, sin alcanzar la belleza y espectacularidad conseguida por el genial director. John Ford realiza un canto a los personajes de peor reputación – el médico borracho, la prostituta y el pistolero – en los que vuelca su comprensión, su simpatía e incluso su cariño.


Inolvidable e impresionante la primera aparición de Ringo en la que a caballo y girando en alto su rifle detiene a la diligencia con un sensacional primer plano. Un cuadro de actores tocados por el Espíritu Santo, con un John Wayne que con esta película alcanzó la fama y además se convirtió en el prototipo del hombre del Oeste y con un genial Thomas Mitchell en el papel de médico borracho por el que ganó el Oscar de mejor actor secundario, sin olvidarnos de la magnífica Claire Trevor y de los grandes secundarios muy del gusto de Ford como Andy Devine y John Carradine y todo se completa con una gran fotografía de Bert Glennon con sombras y bellos contrastes de luz que capta a le perfección toda la belleza del Monumental Valley y una excelente banda sonora de Richard Hageman ganadora del Oscar.


“La diligencia” fue un hito, marcó un antes y un después y a partir de ella el western se convirtió en el género más popular de “la época dorada” de Hollywood. ¡HONOR Y GLORIA ETERNOS PARA JOHN FORD!


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