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"Cinema Paradiso"

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domingo, 13 de agosto de 2017

ESPECIAL CINE ASIÁTICO: “Ichi the Killer” de Takashi Miieke (2001) - Por Iván Suárez Martínez


“Ichi the Killer”
País: Japón , 2001 

por Iván Suárez Martínez


El título original de este film es "Koroshiya 1", resulta cuanto menos sorprendente cómo se ha desarrollado la trayectoria del realizador japonés Takashi Miike, prácticamente una máquina de dirigir películas al que poco le falta para llegar a los 100 títulos realizados.

Si en la primera mitad de los años 90 se dedicó a los “Directos a vídeo” de bajo presupuesto constituidos básicamente por películas de acción, sería a finales de los años 90 y principios de los 2000 cuando el “Boom Miike” acabaría por explotar.


Sobre todo a raíz del estreno de “Audition” (Odishon, 1999), que en su primera mitad empezaba como un melodrama con viudo para acabar derivando en una historia terrorífica y un final no apto para estómagos delicados.

Si su nombre era habitual en los festivales dedicados al género fantástico, ahora lo es en festivales como el de “Cannes” o “Venecia”, donde algunas de sus películas han llegado a competir por el “León de Oro” o la “Palma de Oro”. Algo que le habría sonado a chiste a comienzos de los años 90.
Una de las películas que contribuyeron a lanzar a la fama a Miike es la que nos ocupa, “Ichi the Killer”, un título que levantó polvaredas de polémica allá donde se estrenaba por su alto contenido violento.


Por si el truco promocional de regalar bolsas para vomitar en los festivales donde se proyectaba no bastaba, ahí estaban las noticias de espectadores que huían de las salas donde se proyectaba, vomitaban haciendo uso de las bolsas o se desmayaban.

Y es que aquellos espectadores no demasiado familiarizados con el cine más sangriento y “Gore” no estaban preparados para una película que en menos de veinte minutos ya había “Obsequiado” con dos escenas difícilmente olvidables: Los créditos formados con semen que seguían a una paliza a una prostituta y la tortura a Suzuki donde unos garfios para carne jugaban un importante papel.


Basada en el “Manga” de Hideo Yamamoto del mismo nombre, “Ichi the Killer” es, efectivamente, un título muy violento.

Una sucesión de imágenes impactantes que por obra y gracia de los litros de sangre empleada, artificial o inequívocamente digital, casquería, miembros amputados, cuerpos partidos por la mitad, formas de tortura inimaginable, golpes contundentes y rostros desfigurados acaban por dejar sin aliento a quien la vea por primera vez. O más veces. Unas escenas que hacían fruncir el ceño a censores, públicos sensibles o espectadores airados.


“Ichi the Killer” puede ser una puerta de entrada al cine de Takashi Miike demasiado extrema y dura para según qué públicos, pero desde luego su visionado es inolvidable.

Aunque por fuera parezca una película de puro “Exploit” y embrutecedora y pueda “Disfrutarse” (Acentuando las comillas) así, también puede verse como una reflexión sobre la relación entre el público y la violencia audiovisual en la que Miike pone a prueba la capacidad de aguante del espectador sin querer entrar en discursos moralistas. Aunque sea una reflexión que duela metafórica y literalmente.


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